Se trata de un tumor, uno de los tumores de piel malignos más comunes en gatos y en perros. Suele ser muy agresivo y destructivo localmente, aunque las metástasis suelen ser raras.
En gato se presenta en plano nasal, párpados y punta de las orejas. En perros, sin embargo, es más frecuente en la zona ventral, aunque puede aparecen en cualquier lugar del cuerpo y en las mucosas.
Se relaciona con la exposición prolongada al sol en gatos de manto blanco o en zonas sin pelo.
El signo más común es la aparición de costras y placas ulceradas.
El tratamiento es la extirpación radical, con amplios márgenes de la lesión. Pero no siempre es posible y la quimioterapia, radioterapia o electroquimioterapia pasan a ser el tratamiento de elección según el caso.